miércoles, 9 de diciembre de 2009

Pseudociencias en El País Semanal: Rupert Sheldrake y la “mente extendida”

Con algo de retraso voy a comentar un artículo aparecido en la sección de Futuro de El País Semanal este verano, de cuya publicación nos alertó El Escéptico Digital en su número de septiembre. Su título nos anticipa su contenido (“¿Tiene límites la mente?”), las primeras líneas nos hacen temer lo peor (“Adivinamos qué amigo está pensando en nosotros y le llamamos por teléfono. Intuimos que alguien nos mira, giramos la cabeza y ahí está. No es casual. Tampoco nada paranormal.”, la cursiva es mía), y descubrir el objeto del artículo (el último libro del pseudocientífico Rupert Sheldrake) nos despeja cualquier duda. En el artículo se comentan los “experimentos” que Rupert Sheldrake lleva realizando durante varias décadas para “demostrar que nuestra mente tiene un poder muy superior a lo que imaginamos y que fenómenos como la telepatía o la premonición tienen una explicación biológica” (otra vez la cursiva es mía). Como nos dice el artículo, “Sheldrake sostiene que la mente no es sinónimo de cerebro, y que no permanece encerrada dentro de él, sino que "se extiende al mundo que nos rodea, conectándonos con todo lo que vemos".” Esta teoría de la “mente extendida” es una vuelta de tuerca a la propuesta de Sheldrake de los “campos morfogénicos” o “mórficos” que, aunque nunca ha descrito en que consisten, parecen llenar todo el espacio y extenderse en el tiempo con la asombrosa capacidad de “generar” todas las formas animadas e inanimadas del universo, e incluso los comportamientos de todos los seres vivos, mediante un proceso que él denomina “causación formativa” basado en la “resonancia mórfica” que no implica intercambio de materia ni de energía (y yo me preguntó: ¿en qué se diferencia un proceso “creador”que no implique intercambio de materia ni de energía de un proceso “creador” que no existe? ¿Y un "campo mórfico" de un "dragón invisible"?). Esto último no aparece en el artículo de El País sino que lo he entresacado de los diferentes comentarios publicados en la revista Nature sobre algunos de los libros en los que Sheldrake ha plasmado estas teorías. Que Nature dedique espacio en sus páginas a este tipo de teorías podría sorprender, pero es que Sheldrake proviene del mundo científico (es doctor en bioquímica por la Universidad de Cambridge), lo cual hace más llamativo lo acientíficas que son las pruebas y experimentos que propone para demostrar sus teorías: como ejemplo se puede leer un artículo de Skeptical Inquirer sobre el poder de detectar que nos están mirando sin ver al que nos mira (ver NOTA). En cualquier caso, las críticas que han recibido sus libros en la revista Nature van desde “el libro es el mejor candidato para la hoguera que ha habido en muchos años” hasta “la hipótesis de la causación formativa es su contribución a un alegre estado de confusión”. Sólo James E. Lovelock, el creador de la teoría de Gaia, ha sido más benevolente: comentó que las teorías de Sheldrake “son extravagantes, incluso para un inconformista como yo, pero no desagradables cuando se toman con una pizca de sal”.En cualquier caso los comentarios del artículo de El País son bastante más elogiosos que las críticas publicadas en Nature. La autora del artículo, Ángela Boto, ya nos deleitó antes del verano con otro artículo “Un lugar en el cerebro para el sexto sentido” (por cierto que la autora se autocita en el artículo que ahora comento) que fue el tema de un apunte en esta bitácora en el que anticipábamos el potencial de credulidad pseudocientífica de esta periodista (¿estaremos dotados de algún poder mental excepcional?). El planteamiento de Boto, como el del propio Sheldrake, es el siguiente: “Los científicos todavía no han podido determinar sus límites [los de la mente humana]. Ni siquiera el cerebro, el órgano sobre el que se asienta toda la actividad intelectual, creativa y emocional, ha querido revelar completamente sus secretos.” Es decir, que como aún queda mucho por descubrir, o lo que es lo mismo, como hay muchos problemas científicos por resolver, cualquiera con un poco de imaginación puede proponer las teorías más descabelladas para explicar dichos problemas (aunque lo ideal, como en el caso de Sheldrake, es que las teorías propuestas estén sintonía con la mitología popular y así de paso montarse un rentable negocio editorial). No sólo no importa que lo que se proponga carezca de ningún fundamento racional, sino que lo importante es recibir el mayor número posible de críticas desde el mundo científico (el “convencional” como lo denominan, porque Sheldrake se considera un científico: revolucionario, pero científico). En fin, el artículo consiste en una enumeración exhaustiva de los poderes mentales más populares y de las teorías de Sheldrake que supuestamente les dan a estos poderes un fundamento biológico. Como denuncia el comentario de El Escéptico Digital, en todo el artículo no hay ningún rastro de las numerosas críticas que han recibido las teorías de Sheldrake y los experimentos que supuestamente las demuestran. Y además está plagado de mentiras y tergiversaciones. Baste como ejemplo la descripción del experimento que la periodista considera el descubrimiento del sexto sentido: “los participantes en un experimento sobre la percepción visual eran capaces de sentir los cambios en una secuencia de fotografías unos segundos antes de que éstos aparecieran ante sus ojos.” (os remito a nuestro apunte en esta bitácora para aclarar el asunto).Es lamentable que un periodico serio como El País tenga en su nómina a periodistas que no sólo dan alas a creencias y supercherías pseudocientíficas sino que además critican y desprestigian al mundo científico (tan necesitado de apoyos en nuestro país), contribuyendo al empobrecimiento de la cultura científica del ciudadano. Afortunadamente existe esperanza: en el curso académico que acabamos de estrenar la UNED a puesto en marcha un programa de posgrado sobre “Periodismo y Comunicación Científica”, cuyo principal objetivo es formar a profesionales especializados en la comunicación de la ciencia y la tecnología y ayudar al fomento de la cultura científica. Esperemos que tomen buena nota los responsables de la selección de personal de muchos medios de comunicación de este país.LupeNOTA: El artículo de Skeptical Inquirer incluye un enlace a una replica del propio Sheldrake con un curioso comentario de éste ante la afirmación de los autores de que las únicas dos personas que en un experimento dijeron “percibir” que se las estaba mirando eran una mujer que decía estar siendo espiada constantemente y un hombre que manifestaba tener capacidades extrasensoriales: “si el sentido de percibir que alguien nos mira existe, las personas con tendencias paranoicas o que afirman tener capacidades extrasensoriales serían las más sensibles”. El dragón invisible una vez más.Adenda (11/7/2008): El artículo que se cita en el primer comentario se puede encontrar aquí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario